Que le pasa al presidente, no es casual verlo como en la mayoría de los actos, parado frente a un espejo que le devuelve la imagen que cree que ve. Ensaya en cada ocasión que puede, un discurso pobre, desde muy el llano y con el certero verbo de alguien que no puede mas con el manejo de la cosa. Se estanca en frases trilladísimas de anteriores como él que tanto él mismo cuestiona para decir básicamente lo que todos saben que dirá a los mismos de siempre. Una gran pantomima para la obsecuencia de unos cuentos que los miran por tv, y otro que en vivo le prestan el yunque y el martillo casi de manera sistemática.
“El presidente esta hablando por TN o por Crónica” le dice Fulano a Mengano, mientras este agrega mas agua al mate en la cocina que tiene la rosada donde se preparan los cafés y los tes que deberán ser servidos a los solicitantes de cada despacho. El mozo mira a su par y le contesta: “si?...che, la tricota de Palermo el otro día..que locura el pibe”; bien, esa situación en una cocina de una dependencia pública a puertas de la del presidente, es la que se repite en varios despachos cercanos al Néstor Kirchner.
Es más de lo mismo de siempre, su cotidiana respuesta al diario La Nación, sus castigados de “la vieja política” y los “responsable de llegar hasta donde estuvimos en este querido país”, mas retazos de frases setentistas, arrancadas mas bien de un militante en plena marcha por Plaza de Mayo, son los elementos mas usados para referirse a los de siempre.
“No me vengas con es disco rayado dice mi vieja”; claro, no sale de donde está el presidente Kirchner, no hay forma de generar de manera espontánea un aplauso ya que para su desgracia no es un buen orador y cuando trata de salirse del libreto incurre de manera frecuente en el surco que lo llevará nuevamente a la misma parte rayada de nuestro disco, provocando ese estado de ánimo particular y similar al de los mozos amigos.
El resentimiento está instalado como un virus en la cabeza del presidente y cada anuncio que hace desde la Rosada en obras o gestión, lo enloda con un remate pobre “como para que tengas, esos” se lo escucha decir.
Para su desgracia, sus incursiones en horario central miden menos que un programa Cultural en TV a las 3 de la mañana.
