
La nevisca o aguanieve, que apenas toca el suelo se deshace, sorprende a los habitantes de los barrios porteños, como Caballito, Chacarita y Palermo.
Los porteños y bonaerenses, al notar que el aguanieve se transformaba en copos, comenzaron a salir a las calles abrigados con gorros y bufandas para experimentar el fenómeno.
La nieve abarcó por completo el Gran Buenos Aires.
La nevada más intensa que cayó sobre barrios porteños se registró en junio de 1918, cuando se acumuló en las calles y en las copas de los árboles, en 1928 y 1967 hubo fenómenos similares, pero en forma de aguanieve o nevisca.