Treinta años después de los crímenes que se le imputan, el sacerdote Cristhian Von Wernich se sentó ayer por primera vez en el banquillo de los acusados y optó por aferrarse al silencio.
El ex capellán de la Policía Bonaerense se negó a declarar en la primera audiencia del juicio oral que se le sigue por 7 homicidios, 42 privaciones ilegítimas de la libertad y 31 casos de torturas cometidos durante la última dictadura militar.
El ex capellán policial sólo respondió las preguntas de rigor sobre su situación personal.
Declaró que su profesión es la de "sacerdote de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, en la diócesis de Nueve de Julio" y que hasta que fue detenido, hace cuatro años, su sostén económico "era el aporte que me hace la Iglesia como sacerdote".
El sacerdote "concurría asiduamente a algunos de los centros clandestinos del circuito, accedía a las zonas en las que se encontraban ilegalmente privadas de su libertad las víctimas, mantenía contacto directo con ellas e imponía tormentos principalmente psicológicos y morales a los prisioneros", señala la acusación.
