Robles definió a Bertotti como «un hombre atormentado por su situación personal, que no podía seguir viviendo y que la única forma de resolverlo era la eliminación de su cónyuge», en referencia a la infidelidad de su esposa. En cuanto a Forti dijo que es una persona con «tendencia a la depresión y a la autodestrucción, desesperado socialmente y necesitado de una evasión de la realidad».
«Alejandro Bertotti no fue ajeno al hecho», aseguró Robles, quien opinó que el asesinato de la embarazada demuestra detalles como la limpieza del vientre de la mujer que le dan una significación especial para quien lo hizo, evaluando este acto como una muestra de instinto paterno.
Robles, quien actualmente ejerce el cargo de subsecretario de Delitos Complejos y Lucha contra la Criminalidad Organizada de la Nación, explicó cómo funciona la tecnología aplicada para el seguimiento de las comunicaciones telefónicas entre los protagonistas de esta historia. Como resultado de ese trabajo se concluyó que entre el teléfono celular de Alejandro Bertotti y el teléfono fijo de la casa de Leonardo Forti no hubo llamadas en el período constatado, pero sí se registraron llamados desde celulares de compañeros de trabajo de Bertotti al domicilio del joven coimputado. También se comprobó que hubo numerosos llamados desde cabinas públicas hacia el celular del ex basquetbolista, lo que termina de confirmar la relación entre ambos.
El experto policía confirmó que hubo un intento por parte de Bertotti de conseguir a cambio de dinero y droga las huellas dactilares de Forti, para lo cual se valió de dos individuos que estaban detenidos en la Penitenciaría local. Ambos protagonizaron un careo debido a las contradicciones que hubo respecto a detalles de esa propuesta que finalmente fracasó.
El juicio se reanudará el venidero miércoles con la lectura de las pericias y luego declarará Bertotti.